Si pensamos en historia familiar del siglo XX, muchos pueden pensar en comprar cosas o empezar un negocio familiar; iniciar un patrimonio que las futuras generaciones pueden heredar.
Muchas personas Afro-Americanas comparten esta narrativa, pero para muchos esa misma historia termina con el gobierno o grupos como el Ku Klux Klan quitando a la fuerza estos terrenos y negocios.
Ese fue el caso de la familia Bruce.
En 1912, Willa y Charles Bruce compraron un terreno en Manhattan Beach, en el Condado de Los Ángeles. Así, la familia inició un hotel el cual era frecuentado por Afro-Americanos, pero la familia y residentes fueron constantemente acosados por los locales y por el Ku Klux Klan.
En los años 1920s, la ciudad les quitó su propiedad. El gobierno argumentaba que la ciudad necesitaba un parque, aunque la ciudad dejó el terreno baldío por décadas. Hoy en día la propiedad está valuada en 75 millones de dólares.
Actualmente, el Condado de Los Ángeles está en el proceso de regresar los terrenos a los descendientes de Willa y Charles Bruce.
Historias como la de los Bruce se repiten por todo el país, pero esta es la primera vez en la que la tierra es regresada.
“(La situación) establece un precedente. Realmente lo hace,” dijo Kavon Ward, co-fundadora de Where is My Land (¿Dónde Está Mi Tierra?), una organización que ayuda a personas Afroamericanas a reclamar terrenos robados.
Hace poco más de un año, Ward empezó a trabajar para traer justicia a la familia Bruce, mediante un movimiento llamado Justicia para la Playa Bruce, después del cual Dónde Está Mi Tierra fue creado.
Después de su victoria en Bruce ‘s Beach, Ward está trabajando en traer justicia para otras familias por todo el país, reconociendo que es un problema nacional.
“Es extremadamente común. Es una epidemia que ha tenido lugar durante décadas en toda esta nación.,” dijo ella.
Aunque usualmente esto es un problema que no es comúnmente discutido, es algo por lo que muchas familias han pasado.
“A muchas comunidades de color en los años ‘20s y demás, y antes cuando personas Afroamericanas tenian propiedades en areas que era para personas (de descendia Europea), sus casas (y) propiedades eran quemadas o les disparaban con balas por las ventanas,” dijo Michael H. Anderson, author de Magia Urbana: Comunidades Vibrantes para (Personas de Color) son posibles, un libro que habla de superar obstaculos para poder crear crecimiento económico.
Terence Dwight Fitzgerald, profesor de Trabajo Social en la Universidad del Sur de California ilustró otro ejemplo infame de este suceso. Fitzgerald tiene experiencia en estudios de políticas educativas, específicamente analizando las ramificaciones de la opresión, el racismo, el racismo sistémico y el racismo institucional en lo que respecta a los estudiantes de color, en particular a los hombres afroamericanos.
“[Es] la idea de que los sistemas que se pusieron en el lugar se detienen y también se quitan. Quiero decir, pensamos en cosas como, digamos, Tulsa, Oklahoma, donde tuvieron los bombardeos de Tulsa. Llamaban a esa zona Wall Street Afroamericano,” dijo el. “Esa era un área de aspiraciones para (personas) en todo el mundo. Realmente, lo que habían hecho allí, y no estaba solo allí, no era el único. Pero fue uno de los ejemplos del crecimiento Afroamericana, la excelencia de Afroamericanos, y fue destruido debido, vamos a resumirlo, debido al racismo [y] al odio. Fue destruido. Imaginemos si eso nunca se destruye, lo que debería haber ocurrido, las posibilidades son infinitas, lo que podría haber pasado.”
Otro ejemplo es Séneca Village, el cual se encontraba en lo que actualmente es Central Park en Nueva York.
Aunque este problema era común en las ciudades, es notorio en entornos rurales y agrícolas. Durante el siglo XX, el número de agricultores Afroamericanos se redujo de 681,790 a solo 45,594, es decir, el 93%. El historiador Pete Daniel analiza esto a la luz de la discriminación de los burócratas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. En 1920, los Afroamericanos representaban el 14% de los agricultores. Hoy en día, los agricultores Afroamericanos representan un poco más del 1% de todos los productores estadounidenses.
De acuerdo con Anderson, regresar los terrenos es bueno para las comunidades.
“Ojalá se hiciera más justicia de esa manera, personalmente, como persona Afroamericana. Pero el otro lado es que si comenzamos a corregir estos errores, eso ayudaría a nuestras familias y a esa generación a ser más próspera económicamente,” dijo el. “Y luego, las personas morenas podrían convertirse en mayores contribuyentes económicos para los ingresos fiscales que las ciudades y los condados necesitan, en lugar de sufrir daños económicos y ser percibidos como una carga para una ciudad, que perciben como un mal lugar o un gueto y la verdad es lo que causa la misma acción que se le hizo a la familia Bruce’s Beach.”
Aunque los resultados llegaron rápidamente, traer justicia para la Playa Bruce no fue fácil.
Para lograrlo, Ward ayudó a conectar a la familia Bruce con abogados, organizó protestas junto con los sectores globales y locales de Black Lives Matter y creó peticiones pidiendo restitución para la familia y negocios perdidos, incluyendo la devolución de la tierra, asi como por la violación de los derechos civiles y humanos. También era necesario presionar a los miembros del Consejo Municipal, impulsar a la comunidad y hacer campañas en las redes sociales.
Ward también solicitó a las escuelas locales que consideren la posibilidad de enseñar la historia de la Playa Bruce.
“Estaba creando estrategias para el cambio”, dijo Ward. “Les pedimos que retiren fondos de la policía y asignaremos esos fondos a cosas que ayuden a las personas Afroamericanas e indígenas en California y específicamente dentro de Manhattan Beach”.
La Playa Bruce encontró justicia, pero el movimiento continúa.
“Ya hemos recibido justicia para la familia Bruce en lo que respecta a la devolución de la tierra,” dijo Ward. “Así que en la Playa Bruce vinimos, vimos, conquistamos, no queda nada por hacer allí. Ahora me voy a centrar en la iniciativa nacional de mi organización.”
Ahora, Ward está trabajando con Where is My Land para luchar para que otras familias recuperen sus tierras.
“El próximo caso en el que vamos a trabajar es el caso de Winston Willis, un hombre que era dueño de 28 negocios en Cleveland, Ohio, a quien le robaron cada parte de su propiedad por parte de la policía de Cleveland y otras personas que trabajaban con la Clínica Cleveland para asegurarse de que pudieran expandirse a expensas de que Winston Willis utilizara su negocio.”
En las décadas 1960s y 1970s, Winston Willis era dueño del área actual de University Circle en Cleveland, pero a medida que la Clínica Cleveland se expandía, Willis fue encarcelado y sus propiedades fueron confiscadas. A principios de la década de 1980, su negocio fue destruido para dar paso al William O. Walker Center.
Con el nombre de su empresa, University Circle Property Development, Inc., Willis era propietario y operaba el bloque de Euclid y 105th, administrando dos docenas de tiendas, así como lugares de entretenimiento y otros servicios, empleando a más de 400 trabajadores. La zona era un lugar próspero para Afroamericanos.
En Los Ángeles, a pesar de la victoria, Ward todavía desea que Manhattan Beach asuma la responsabilidad.
“Me hubiera gustado ver a la ciudad de Manhattan Beach responsabilizarse por lo que hicieron,” dijo Ward. “La ciudad no es propietaria de la tierra, el propietario es el condado, por lo que el condado decidió devolverla. La ciudad de Manhattan Beach se ha negado incluso a disculparse con la familia Bruce. Así que me gustaría que se responsabilizará un poco y pagarán la restitución familiar,” dijo Ward.
Ward agregó que le gustaría ver más colaboración entre los Pueblos Indígenas y Afroamericanos, particularmente porque la tierra es tradicional Tongva. Aunque sí hubo colaboración, ya que el representante de la familia Bruce es Nativo Americano.
“Fuera de eso, creo que se ha realizado un trabajo asombroso. Y creo que hay más oportunidades para que los Afroamericanos y los Indígenas trabajen juntos para que podamos obtener más (de regreso).” Ward quiere asegurarse de que si los Pueblos Indígenas alguna vez necesitan ayuda, la colaboración siempre esté sobre la mesa. “Apoyo completamente a los indígenas,” dijo.
Ward no es la única que reflexiona sobre las formas en que las luchas de los Afroamericanos y las injusticias históricas que se les infligen son similares a las de otros pueblos de color.
“Los asiáticos también; Union Station era Chinatown. Las fuerzas políticas y los desarrolladores querían que la estación de tren estuviera allí (así que) trasladaron a todo el pueblo Chino. Algunas de las propiedades fueron saboteadas y quemadas, trasladaron muchas propiedades y las colocaron en lo que ahora se conoce como Chinatown. El barrio Chino original estaba donde Union Station (está). Así que quiero empezar a ver que suceda cada vez más. E hicieron las paces por (ellos),” dijo Anderson, autor de Magia Urbana.
Union Station es actualmente una parte importante del centro de Los Ángeles, pero solo se construyó después de que se votará el proyecto a mediados del siglo XX, y el barrio Chino original se trasladó a su ubicación actual.
Este tipo de acontecimientos se repite por toda la historia del país.
“Las ciudades se han beneficiado de quitarles tierras a los Afroamericanos y morenos,” dijo Anderson, hablando de todos los males que se han estado repitiendo.
Tener información sobre los temas e informar a la población es clave en situaciones como esta.
“Quiero que el grupo que fué ofendido, que ha sido herido y lastimado, no solo obtenga lo que sienten (es) justicia. Pero tener un reconocimiento público de lo ocurrido. Cómo sucedió, cómo les afectó. El mundo debería verse obligado a mirar y escuchar y no apartarse y simplemente leer el titular,” dijo el profesor de Trabajo Social Fitzgerald. “Revivimos el dolor de lo que sucedió en la Alemania Nazi, que deberíamos, deberíamos recordarnos de lo que pasó para que nunca vuelva a suceder. Deberíamos estar haciendo lo mismo con otros grupos que han pasado,” dijo Fitzgerald. “Cientos de años de subyugación. De violación, de asesinato, de terrorismo. Esas historias tienen que seguir viviendo y hay que contarlas.”
Se necesita reconocimiento, así como fondos. Si bien Ward y Dónde Está Mi Tierra se han mudado para ayudar a otras familias, ellos no cobran a los Afroamericanos para ayudarlos a recuperar la tierra que les fue robada, por lo que dependen de las donaciones para continuar la lucha.
Visite los Servicios de Vivienda Vecinal del Condado de Los Ángeles aquí si está interesado en donar a Where Is My Land.